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  • t-type calcium channel Para contar la historia de ese encuen

    2019-04-28

    Para contar la historia de ese encuentro, debemos reconstruir la historia del espacio material donde se dio. Ese espacio es un periódico: en torno de él se tejieron tradiciones discursivas y redes intelectuales. El nombre del periódico es La Tribune des Peuples. Su historia es materia de las páginas que siguen.
    Francisco Bilbao y la historia de La Tribune des Peueles
    El regreso de Mickiewicz t-type calcium channel París y el programa político de la Legión polaca La historia de La Tribune des Peuples inicia en julio de 1848, cuando Mickiewicz regresa a París proveniente de Milán. Se había marchado cuatro meses antes. Su primer objeto era construir en Roma una Legión Polaca que colaborara en la guerra contra Austria y “uniera bajo el estandarte de la libertad a todas las naciones eslavas”. Según Stefan Kienewicz, quien fue uno de los mejores investigadores de esta etapa de la vida del poeta, “El Símbolo político de la Legión, redactado por Mickiewicz, asociaba los lemas generales de un cristianismo místico con postulados democráticos concretos: república, igualdad de los ciudadanos, emancipación de la mujer, reparto de tierras a los campesinos”. El hijo de Mickiewicz añade que la igualdad de derechos políticos y civiles no sólo le era reconocida a las mujeres, sino también a los judíos, y señala que, según este Símbolo, “El Evangelio debía devenir en ley civil y social de los Estados”; glosando el texto, añade que “Polonia, resucitada en el mismo cuerpo con que había sido depositada en la tumba, debe asegurarse a sí misma la libertad de cultos y la asociación, la igualdad de los ciudadanos ante la ley”. De esta época son los primeros testimonios de la idea de fundar un periódico en París: en una carta del 7 de agosto de 1848, Eugène Carpentier, futuro administrador de La Tribune des Peuples, le presenta a Mickiewicz un presupuesto estimado de lo que costaría un periódico. De cualquier manera, el proyecto debió de haber sido dejado de lado: después de la derrota de Custoza, el Piemonte abandona la guerra, y con ello la Legión se ve obligada a desintegrarse. Al mismo tiempo, el dictador Cavaignac publica una nueva y más dura ley de prensa, que volvía demasiado arriesgado un proyecto de publicación como el que Mickiewicz probablemente quería.
    Ya dijimos que las elecciones del 10 de diciembre llevan a Louis napoleón Bonaparte al poder. Para decirlo con una frase de la época, el joven y ambicioso príncipe había logrado “ser todo para todos los hombres”: incluso una parte de la izquierda había sido seducida por sus vagas promesas sociales. Fue también el caso de Mickiewicz, quien, a pesar de sus simpatías republicanas, había escrito desde marzo de 1848 que parecía que la República de 1848 estaba destinada al fracaso por su incapacidad de enfrentar la cuestión social. A su manera de ver, ese revés tendría el efecto positivo de traer de regreso a Z lines la dinastía de los napoleones. En una carta del 9 de marzo, el poeta le había escrito a uno de sus amigos sus impresiones ante el miedo de los republicanos de sustituir la bandera tricolor por la bandera roja, que las masas obreras pedían imperiosamente como nuevo símbolo de la patria: “El rechazo de la bandera roja por parte de Lamartine es un mal signo. Él intuye, y el pueblo sabe, lo que esa bandera significa”. Mickiewicz era heredero de una vieja tradición aún presente en el pueblo francés, pero también en las naciones de la periferia de Europa: en ellas se guardaba el recuerdo de las guerras del primer napoleón, que habían expandido por el mundo los ideales de la Revolución francesa, y habían ayudado a las naciones más débiles a rebelarse frente a los regímenes aristocráticos de sus respectivas regiones. Para Mickiewicz, napoleón era el hombre providencial destinado a fundar una república auténticamente popular y a proyectarla por el mundo. A principios de año, Mickiewicz decide pedirle a su amigo, el conde Branicki, el dinero que éste le había ofrecido el año anterior para fundar el periódico. La cena en la que el poeta y su grupo deciden hacer público el proyecto tuvo lugar el 24 de febrero, y su pretexto fue la conmemoración del levantamiento revolucionario del año pasado. A ella asistió el gran socialista ruso Alexander Herzen, quien nos dejó en sus Memorias una crónica deliciosa. Es posible que Bilbao haya ido a esa reunión. Las primeras líneas de Herzen retratan con sentido del humor el carácter que tendrá el grupo a partir de entonces, singularizado por un constante ir de una lengua a otra, y de una tradición a otra: “Cuando llegué encontré que bastantes invitados ya estaban ahí, y que entre ellos apenas habría un francés; pero para compensar, estaban bien representadas las otras nacionalidades, desde sicilianos hasta croatas”. Y continúa así: Según Herzen, Chojecki, el anfitrión de la cena, había planeado que durante la misma se propusiera un brindis en memoria del 24 de febrero de 1848, al que Mickiewicz respondería con un discurso donde expondría sus ideas y presentaría el proyecto del periódico. Chojecki le había pedido a Herzen responder al discurso de Mickiewicz, pero el carácter reservado del ruso le hizo declinar la propuesta. Y Herzen hizo bien, pues el discurso de Mickiewicz lo sorprendió amargamente: