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    2019-05-09


    ¿POR QUÉ UNA POÉTICA DEL EXILIO? A lo largo de nuestra investigación hemos seleccionado diversos autores y sus perspectivas que nos permiten analizar el objeto de estudio. Existe, por una parte, una dificultad por reconocer una problemática que atienda las necesidades de las producciones intelectuales en el exilio y, por otra, que no desestime la impronta estética y literaria order ibotenic acid este tipo particular de prensa. En este marco, hemos recorrido cinco posibilidades de tratar la temática de la poética del exilio en las dos publicaciones materia de nuestro análisis. En primer lugar, nos hemos centrado en el concepto de representación política y cultural adoptado por Chartier y Cordobés. La definición nos fue propicia hasta que tuvimos que reconocer que la aplicación del concepto de representación en clave chartiana se centraba más bien en el plano discursivo, y esto suponía el abandono de las producciones paratextuales que predominan principalmente en la revista Futuro. Por otro lado, el hallazgo de numerosos poemas a lo largo de las publicaciones (particularmente en Timón) hizo modificar esa primera elección, puesto que la poesía no puede leerse como representación de algo. La poesía es creación pura e impulso y eso es percibido desde su etimología: la poesía (del griego ποιέω) está estrechamente ligada no sólo al acto creativo sino con el verbo hacer. En segundo término, y casi simultáneamente, optamos por incluir el trabajo de Peter Burke, Visto y no visto, de manera de saldar la deuda con las producciones paratextuales, puesto que nos introduce en el tratamiento de la imagen en tanto documento histórico y testimonio visual del pasado. Sin embargo, el tratamiento de la imagen pasó a un plano central y esto nos obligó a desatender el plano discursivo-literario, cuestión central en nuestra propuesta de investigación. En nuestra intención por indagar perspectivas que atendieran de manera simultánea y sin asimetrías tanto el plano de la imagen como el del texto, encontramos que en “La retórica de la imagen”, se hacía justicia a Bivalent ambas partes del estudio puesto que según el autor, la imagen entrega de inmediato un primer mensaje cuya sustancia es lingüística. Debemos reconocer que en este postulado no se atiende con profundidad el plano histórico de la imagen y el texto, pero para llenar ese vacío sirven los trabajos mencionados con anterioridad. En este punto cabe destacar que ningún enfoque se desechó en su totalidad, todos han contribuido en el intento por responder a la interrogante planteada en el título. Posteriormente, y vista la urgencia por no descuidar el plano de la estética (recordemos que el trabajo de Barthes se centra más bien en el plano lingüístico de la imagen), hemos incluido el aporte de Agamben, autor que se ocupa de la cuestión del exilio y realiza un interesante recorrido lingüístico, político e histórico del fenómeno, al tiempo que sugiere implícitamente una aproximación a una estética. También ha sido revelador el trabajo de Marcelo Burello, “El exilio como poética”, puesto que nos ha permitido anudar los tres vértices que atañen a nuestra pregunta de investigación, y acaso reformular nuestros primeros supuestos. Esto se debe a que el aporte de Burello atiende no sólo la urgencia que decanta del exilio, sino que lo relaciona con el concepto de epifanía (en tanto acceso a una verdad desnuda revelada) y este último término se identifica con una poética de la ausencia, propia del exiliado. Tampoco se puede relegar el artículo de Beatriz Sarlo, “Intelectuales y revistas: razones de una práctica”, al afirmar que una revista es un laboratorio de ensayo de propuestas estéticas y de posiciones ideológicas. Cada revista pone en su núcleo (siguiendo la metáfora y el supuesto que utiliza la teórica acerca de la sintaxis en una revista) la batalla que quiere combatir o la idea que quiere defender, y al mismo tiempo en sus omisiones o silencio se puede leer también cuáles son los temas que no conciernen al núcleo de la revista.