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    2019-05-15

    Este reconocimiento marca un rasgo distintivo de la reticente postura de Daniel Mato endopeptidase adoptar el nombre de ecl como campo de estudio. De manera consecuente, la mitad de las secciones de la antología están abocadas a la reflexión sobre los estudios culturales, el culturalismo, la crítica y el papel de los intelectuales latinoamericanos. Se coloca en primer plano el lugar de lo político-ideológico desde una perspectiva primordialmente literaria. Los pocos aportes que se realizan desde la antropología, la filosofía y la sociología serán el marco introductorio sobre las implicaciones de la globalización en la multiculturalidad, a cargo de Martín-Barbero, García Canclini y Ortiz. Los demás bloques temáticos abordan discusiones sobre la memoria y la territorialidad, fronteras, ciudadanía y género, así como la formulación de políticas culturales en la esfera pública. La última sección incluye debates sobre movimientos sociales, subjetividades y saberes locales. Sin embargo, a diferencia de las antologías coordinadas por Mato, estas reflexiones, a cargo de autores latinoamericanos de universidades estadounidenses en el campo literario, se harán exclusivamente sobre dichos movimientos y no desde los mismos. Una radiografía sucinta del texto introductorio y la estructura del libro revela que, a pesar de que los autores provienen de universidades estadounidenses, hay una lucha interna por el reconocimiento de temáticas y autores excluidos del debate de los Estudios Culturales en la academia anglosajona. La impronta ideológica neoliberal que se instala en el quehacer académico toca también a esta porción de académicos e intelectuales y por ello Moraña pretende que, con esta antología, otros temas y voces puedan abrirse camino en los circuitos internacionales de producción de conocimiento. Aunque reconoce que los debates no se agotan en dichos textos, que configuran apenas aproximaciones, la autora sí aspira a que el libro se vuelva un referente alterno a unos estudios culturales que, considera, han tratado a Monocistronic mRNA la cultura latinoamericana de manera reducida y estereotipada. Como continuidad a este trabajo, Moraña editó junto con Hermann Herlinghaus el volumen Fronteras de la Modernidad en América Latina. La publicación del año 2003 derivó del Tercer Congreso Internacional de Estudios Culturales Latinoamericanos acontecido en la Universidad de Pittsburgh, en marzo de 2002. El eje articulador de este trabajo fue discutir el lugar de los ecl en la modernidad. En un contexto marcado tanto por asimetrías históricas como por nuevos fenómenos culturales, los autores vieron la necesidad de abordar las formas en que se pensaba y hacía lo moderno en América Latina. La discusión se percibe fuertemente influida por los debates poscoloniales que significaban para ambos “una radical reformulación de los problemas de nacionalidad, transnacionalidad, multiculturalismo y globalización”. Sin embargo, lo poscolonial no se asume como un adecuado piso epistemológico, sino que apunta hacia la necesidad de un pensamiento descolonizador desde las ciencias sociales “de los márgenes”, capaz de dar cuenta de una “hermenéutica de la heterogeneidad” propia de los descentramientos y tensiones post-1989. A diferencia de la antología anterior, este libro se encuentra más diversificado en cuanto al origen disciplinario de los autores, así como más parejo en lo que se refiere a sus adscripciones académicas. De los 23 ensayos, diez provienen de América Latina, mientras diez vienen de Estados Unidos. Europa sigue minoritaria, con tres contribuciones. De nueva cuenta, Jesús Martín-Barbero surge como referente para comprender las transformaciones en las dinámicas culturales y comunicacionales en la modernidad. Aunque Moraña y Herlinghaus ven como central el papel de la comunicación en el debate sobre la identidad y la cultura misma, llama la atención que los análisis desde la comunicología no tienen un lugar predominante en este libro, como tampoco lo tienen en las antologías previamente analizadas.