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  • Otra cuesti n que debi

    2019-05-18

    Otra cuestión que debió afrontar la política exterior argentina fue la necesidad de recuperar la inserción del país en Latinoamérica. En el abordaje de esta cuestión, como en la referida order NU7441 las situaciones de dependencia, la política exterior contó con un contexto internacional muy permisivo, gracias a la expansión del comercio mundial por el incremento de precios de materias primas y el aumento de los volúmenes de comercialización de estas materias, lo cual le posibilitó al país fortalecer su estructura exportadora. De manera que para el presente análisis, el comercio exterior es la variable independiente a través de la cual procuramos explicar el rol de la política exterior argentina. Por otra parte a la estructura exportadora la enmarcamos entre 2000 y 2011, años en los cuales el país exhibió tanto continuidades, como cambios con respecto a sus socios comerciales. En 2000, después de la recesión de 1998, tal estructura estuvo concentrada mayormente en cuatro destinos: Brasil, Unión Europea, Estados Unidos y Chile, los cuales representaban 66% del total de lo vendido por el país. Pero con el tiempo los envíos a estos tres últimos actores fueron disminuyendo, como quedó demostrado en 2011, en el que participaron con 27% del total de lo exportado cuando en 2000 había sido de casi 40%. En cambio 2011 reflejó el incremento de las exportaciones que Argentina iba teniendo sostenidamente con Brasil, China, Venezuela y dos países de la Comunidad Andina de Naciones (Colombia y Perú), destinos que sumados en el citado año representaron 34% del total de lo enviado al exterior. Este escenario puso de manifesto que Argentina se movió, por un lado capitalizando la oportunidad de la demanda asiática, lo cual pareció positivo en términos de diversificación de destinos y por el otro, prefiriendo el mercado latinoamericano que fue auspicioso en cuanto a la inserción del país en la región.
    Estructura exportadora y contexto internacional En 2002 la Organización Mundial de Comercio (omc) sostuvo que el comercio había recobrado su dinamismo a través de “una tasa más acelerada que la del crecimiento de la producción”. La citada institución internacional reconoció que Argentina había recuperado su pib por la subida de precios, lo cual en 2007 le permitió mejorar su situación financiera junto a blood group or type otros países latinoamericanos. Las ventas al exterior, según un estudio de Carlos Bianco, Fernando Porta y Felipe Vismara, le posibilitaron a Argentina “acumular superávit comerciales anuales del orden del 6% del pib a pesar de la reactivación y aceleración de las importaciones”, sobre todo porque —diferente a lo sostenido por la omc— “si bien la evolución de los precios internacionales contribuyó positivamente, la mayor parte del crecimiento de las ventas externas se explicó por un aumento de las cantidades”. Justamente las exportaciones del complejo oleaginoso pasaron de cerca de 8 000 millones de dólares en 2004 a más de 18 000 millones de dólares en 2010. De esta forma, el patrón de especialización basado en mercancías primarias con escaso valor agregado fue decisivo en las exportaciones argentinas, las cuales de acuerdo con lo sostenido por la Cámara de Exportadores de la República Argentina, además de descansar “en un número muy limitado de productos y sectores” tuvieron que ver con la “incorporación de China como destino, que impulsó un incremento significativo en las ventas hacia el bloque regional de Asia Pacífco”. Para algunos estudiosos como Claudio Montenegro, Mariana Pereira e Isidro Soloaga, Argentina junto a Brasil y Chile, fue un “país ganador” en la duplicación que entre 2000 y 2006 realizó China a través de “su participación en cada uno de los mercados” de América Latina. Para otros analistas, como es el caso de Roberto Bouzas, el desembarco chino tuvo dos consecuencias para Argentina. Por un lado, el país asiático ocupó un lugar importante a expensas del retroceso del Mercosur como mercado de destino. Por el otro, Argentina importó cada vez más productos manufacturados de China hasta el punto de desplazar a Estados Unidos, Unión Europea y Japón.