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  • br Hasta donde yo s

    2019-05-22


    Hasta donde yo sé, ese texto, que es una carta abierta “Au journal La Réforme”, es el único en La Tribune des Peuples que aparece firmado con el nombre de Bilbao. De ello se podría deducir que el joven exiliado chileno habría tenido un papel marginal en la empresa comandada por Mickiewicz. Pero el estudio de los testimonios de la época nos deja ver que lo cierto es justamente lo contrario. Pocos emigrantes firmaban sus textos, y esa práctica se volvió todavía más rara conforme comenzó la persecución por parte del gobierno de Louis napoleón y los emigrantes comenzaron Aminoallyl-dCTP - Cy3 ser deportados o fueron forzados a abandonar el país. El mismo Mickiewicz firmó sólo uno de sus editoriales, justamente en el que anunciaba que tendría que dejar el periódico. Sin embargo, en el prefacio a una importante antología de los artículos publicados por su padre en La Tribune des Peuples, Ladislao Mickiewicz hace un recuento de los que habrían sido sus colaboradores más importantes. Es tiempo de reconstruir ese círculo, y de decir algunas palabras sobre las afinidades que unen a sus integrantes: entre estos colaboradores íntimos están nombres como el ya referido Chojecki, muy amigo de Proudhon y —en esos tiempos— crítico radical del gobierno de Luis Felipe; el saint-simoniano Jules Lechevalier y el comunista Herman Ewerbeck, amigos de Chojecki y colaboradores en el periódico proudhoniano Le Peuple al lado del fervoroso Ramón de la Sagra; Charles Martin, que era además redactor general del semanario La Constitution, république du présent et de l’avenir; el sensible y delicado Auguste Lacaussade, poeta y traductor de poetas, antiguo secretario de Saint-Beuve y ferviente antinapoleónico; el fiel Eugène Carpentier, compañero de Mickiewicz desde el inicio y redactor cuyo nombre aparecía como responsable de cada número. Añade el hijo del poeta polaco: “Pero son los extranjeros quienes formaban la élite de la redacción: Ivan Golovine, J. Ricciardi, Francisco Bilbao, L. Frappoli, etcétera.” Hay otro dato que vale la pena recordar. Del estudio de la correspondencia de Mickiewicz realizado por Kienewicz se desprende que el equipo de redacción terminó de reunirse entre la mitad de febrero e inicios de marzo de 1849. A partir de una carta a ionic bond Lacaussade del 6 de marzo de 1849, Kienewicz concluye que “ese personal se componía de dos grupos bien diferenciados: el personal que cumple funciones definidas y limitadas dentro del periódico —y aquellos que ejercían una influencia sobre el conjunto de su línea política”. Así, tanto los recuerdos de Ladislao Mickiewicz, como las investigaciones de Stefan Kienewicz en torno de la correspondencia del poeta coinciden en ubicar al jovencísimo Bilbao entre los pocos que “están en el secreto”, los que pertenecen al círculo más íntimo de La Tribune des Peuples e influyen en su orientación general.
    La tormenta de 1849: anticolonialismo y socialismo de las periferias
    En Sociabilidad chilena, Bilbao había descrito la lucha revolucionaria chilena como una disputa entre las fuerzas del pasado y las del futuro. Las primeras estaban representadas por los restos de la mentalidad de la “edad media” en Chile: por la herencia española, el autoritarismo católico y las formas de servidumbre venidas del feudalismo. Las segundas conformaban los atributos de la “edad nueva” que se contraponía a la “edad media”: esos rasgos tenían que ver con Francia, el pensamiento de la Ilustración y la tradición revolucionaria. Se trata de una serie de oposiciones binarias que, como ha señalado Clara Jalif, contraponen revolución a feudalismo, Francia a España, pasado a futuro, campo a ciudad y barbarie a civilización. En su descripción de los huasos que compusieron el ejército de Diego Portales, el Bilbao de Sociabilidad chilena se hace eco de las ideas de su amigo Domingo Faustino Sarmiento, y presenta la guerra civil de Chile como lucha entre los elementos más avanzados de la sociedad, que viven en la capital y son famosos por su afrancesamiento, y los elementos más retrógrados de la misma, que viven en el sur de Chile, en “la vecindad del elemento indígena” y encarnan “la reaccion anti revolucionaria, anti liberal”. Los últimos son reaccionarios por naturaleza. Era necesario que la ciudad dominara al campo, y que Chile se afrancesara para perder todo vestigio de ese pasado retrógrado.